Moderneo en Melbourne

Tras mis días de carretera, acampada sin recursos e higiene precaria, volví a la ciudad. Esta vez me esperaba Melbourne, eterna rival con Sidney.

Dejé mi coche abandonado en un barrio de las afueras y me instalé en un hostal del centro.

Los hostales de Australia no me están gustando mucho… son inmensos, y hay tanta gente que al final no hablas con nadie. Me abruman. En unos de estos hostales con una cámara fría en vez de nevera y una cocina con más de 40 fuegos me quedé tres noches.

En Melbourne me reencontré con mi alumna de prácticas. Ella, que ha pasado aquí el curso estudiando, me recomendó varias actividades.

Fitzroy, el tercer barrio más hipster del mundo

Lo primero que visité fue el barrio hipster por excelencia, Fitzroy. Con un paseo por este barrio casi me sale una barba digna de Afganistán

Es el típico barrio que antes era eso, un barrio, con sus inmigrantes, sus naves, tiendas normales y que ahora se ha convertido en la cuna de todo lo moderno y estiloso. Las tiendas siguen vendiend

Tengo dudas de cuál quedaría mejor en mi salón

Figura 1. Tengo dudas de cuál quedaría mejor en mi salón.

o la misma ropa, pero ahora es vintage. Todo tiene un aire artístico.

 

Este tipo de barrios por un lado me repelen, porque me da pena el barrio que desaparece detras de tanta barba. Pero he de decir que por otro lado me gustan. En este caso, había tiendas muy originales y disfruté mucho entrando en ellas a contemplar chorradas (Figura 1).

Aprendiendo sobre esta ciudad

Por recomendación de Isa fui a hacer el Freetour al día siguiente por la mañana. Para quien no lo sepa, Freetour es una empresa que organiza visitas a muchísimas ciudades con guías locales. Lo diferente es que no hay que reservar nada y al guía se le da la voluntad.

armadura de Ned Kelly

Figura 2. La auténtica e irrepetible armadura de Ned Kelly.

No tengo nada en contra de nuestro guia, ni de cómo organizó la visita de tres horas por Melbourne. Pero he de decir que deberían poner más guías. Éramos en torno a 90 personas para tres guías. Moverte por la cuidad en un grupo de 30 personas no es lo más adecuado.

Pero la verdad es que aprendí mucho sobre la historia de esta ciudad. Lo importante que llegó a ser tras la fiebre del oro. O el nombre que pudo tener y no ha tenido, Batmania.

 

Me enteré de dónde está la auténtica armadura de Ned Kelly, el Robin Hood australiano. Y, por supuesto, fui a visitar este icono bogan a la biblioteca tras el tour (Figura 2).

Recomiendo hacer este tour, pero si ves mucha gente, prepárate para esperar.

Arte en cada esquina

Si hay algo que caracterice a esta ciudad es el arte callejero. Y a éste dediqué la mayoría

Figura 3. Un grafiti en cada esquina

Figura 3. Un grafiti en cada esquina.

de mi tiempo. Contemplando las paredes de las miles de callejuelas donde los grafitis son legales (Figura 3). O quedándome sentada en una escalera, viendo cómo los diferentes músicos (con licencia) se sucedían para amenizarme la tarde. Esto es muy divertido porque es una sorpresa tras otra, nunca sabes cómo va a ser el siguiente.

También me colé en un club de croquet para pijos, donde ofrecian un cabaret gratuito. Un muchacho venido desde el mismísimo Circo del Sol nos deleitó en petit comité con su dominio de la verticalidad.

La verdad es que Melbourne es de lo más entretenida. Simplemente sentándote en una esquina puedes echar el día. La gente es muy peculiar, con estilos muy variados y con vergüenza muy escasa (Figura 4).

Figura 4. Qué calor tiene que dar tocar la batería así

Figura 4. Qué calor tiene que dar tocar la batería así.

Las Navidades se acercaban y yo tenía una cita a unos cuantos kilómetros. Así que abandoné esta ciudad y todo su arte. Volví al extrarradio con miedo de haber perdido mi coche presa de un robo. Pero ahí seguía, tal y como lo dejé.

Tras perderme por varias circunvalaciones, incluyendo un peaje sin pagar, dejé Batmania a mis espaldas.

 

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